EL FINAL ES EL
PRINCIPIO
Pocas veces cuenta nos damos que cuando terminamos una obra, cualquiera
que ésta sea, estamos ya frente a una oportunidad de enfrentar nuevos retos, de
tomar otras decisiones, y esto, debido a la alegría y al júbilo de vivir el
presente sin pensar en el mañana.
Todos sentimos una extraordinaria alegría cuando vemos que la obra que
iniciamos está terminada.
Sí, debemos alegrarnos, porque
concluyen nuestras acciones, podemos valorar lo que logramos hacer, nos damos
cuenta de cuáles son nuestras capacidades, qué retos podemos enfrentar y cómo
los vamos a superar.
Llegar al final de la jornada no debe representar para nadie un
relajamiento permanente, al contrario, es el momento de pensar que tendremos
retos más grandes e importantes qué vencer. Uno de ellos, quizá el primero, es
no envanecernos por lo que hemos logrado; porque la vanidad puede llevarnos a
tomar decisiones engañosas y echar abajo los triunfos conseguidos, pero
principalmente a ser rechazados por los demás.
La humildad y la sencillez harán que nuestros triunfos se engrandezcan y
nos ayudarán a ganar la aceptación y la confianza de las personas, pero
principalmente seremos identificados como gente de bien, responsables y llenos
de una fe extraordinaria que nos llevará con éxito a superar cada una de las
etapas de nuestra vida.
Hoy estamos ya ante un gran reto, conformarnos con lo que hemos logrado
y quedarnos con los brazos cruzados sin hacer nada o cabalgar hacia rumbos
mejores, llenos de esperanza, seguros de que sabremos superar las pruebas que
el destino nos tenga preparadas.
En cada uno de nosotros está la solución., tomémosla con responsabilidad
para evitar malas experiencias que den muestra de que las decisiones pudieron
ser mejores.
f. e. s.
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