Te
amo, me amo
Esta era una niña que
soñaba con ser grande, y pasaba sus días jugando a ser reina, a ser modelo, a
ser esposa.
La niña creció entre
la escuela y la lectura de novelas rosas, de donde obtuvo la imagen del hombre
ideal. Y pensaba que algún día encontraría ese hombre de sus sueños, de sus
emociones y de su inspiración.
Pasó el tiempo y se
convirtió en adulta, conoció varios jóvenes pero no se asemejaban al hombre de
sus sueños, entonces no se daba la oportunidad de salir o de tratarlos ¿para
qué? Un día conoció a alguien que le pareció adecuado para insertarlo en su
concepto del hombre ideal y así lo hizo; se enamoró se casó y vivió muchos años
dedicada a él. Pero algo en la historia no encajaba, él no estaba con ella, no
era el cuento de hadas que ella había soñado y empezó a ser infeliz. El hombre
le decía que la amaba pero que no podía estar con ella. Él prefería estar con
otras personas por lo que ella se empezó a sentir inferior, desconsolada y
despreciada.
Al fin un día se armó
de valor y dio fin a esa relación. Al poco tiempo conoció a alguien, no podía
creerlo, ¿era acaso el hombre de sus sueños? Sí, era un hombre maravilloso,
lleno de virtudes y de cualidades, con apenas unos pocos defectos. El aprecio
fue mutuo y poco a poco fue creciendo una relación de unión y esperanza. Pero
ella empezó a escuchar que él le decía que estaba con ella pero nunca sería
para ella. No entendía, eran el uno para el otro. Y empezó a buscar respuestas
en él, y estas siempre fueron las mismas, -estoy aquí pero no te prometo nada,
no soy para ti-.
Ella empezó a pedirle
más para saber qué significaba todo eso, hasta dónde sí y hasta dónde no. Y él
se alejó… Ella sufrió mucho, lloraba, y sintiéndose rechazada se comparaba con
otras, y se preguntaba si no era lo suficientemente buena para alguien, para un
hombre, para una pareja. Y buscó y buscó respuestas en libros, en amigas y
amigos, en conocidos, en filosofías. ¿Acaso la felicidad en pareja no existe?
Empezó a salir, a
conocer gente diferente, a tratar de conocer más hombres, pero ninguno valía la
pena ni siquiera para dejarlo que se acercara y estar al tanto; ella ya conocía
al hombre de sus sueños, y lo amaba... Quiso cambiar, quiso ser diferente,
quiso ser mala jajaja. Pero se dio cuenta que le gustaba ser buena y que al
final de todo eso es una virtud.
Un día, una amiga,
casi hermana, le dijo: -deja de buscar afuera, busca adentro-. Al principio no
entendió, pero algo le decía la frase tantas veces leída. Y al fin, un día por
fin supo de qué se trataba... Viéndose a los ojos en el espejo, descubrió que
ella era una mujer maravillosa; que era la mujer ideal, la mujer de sus sueños;
que era ella quien la había sacado de la desesperación y la devaluación; que
era una mujer que se conocía todos sus defectos y debilidades y que igual se
amaba, se reconocía y se aceptaba; que era la persona que ingresaba dinero en
su cuenta bancaria y se pagaba sus gustos y necesidades; que era una mujer
exitosa; que era lo que ella siempre había buscado.
Entonces
se dio cuenta de que ella era la pareja ideal, que la tenía a ella y que
siempre estaría con ella; y que era con quién quería estar por el resto de sus
días; que era sólo ella la protagonista de sus sueños, de sus emociones y de su
inspiración, por siempre jamás...
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